Libro IV Capítulo XXXVI

Cómo las ciudades de Ronda, Marbella y Málaga acudieron luego contra los alzados, y de las prevenciones que Málaga hizo en sus lugares

     El domingo 2 días del mes de enero se juntaron en Marbella al pie de tres mil hombres, y habiendo enviado aviso a las ciudades de Ronda y Málaga como la los moriscos e habían alzado, volvieron en su demanda; los cuales no se teniendo por seguros en las peñas donde se habían retirado aquella mañana, habían subídose a la sierra por las veredas que tenían abiertas, llevando los ganados y los bagajes cargados por delante, y se iban a meter en el fuerte de Arboto, que está al norte del río Verde, una legua de Istán. Nuestra gente no pudo tampoco acometerlos este día, por la aspereza y fragosidad de la sierra donde estaban metidos, y tornando por el río abajo camino de Ronda, fueron a poner su campo en el proprio lugar de Arboto, que, estaba despoblado, al pie de Sierra Bermeja, donde llegó otro día el licenciado Antonio García de Montalvo, corregidor de Ronda y Marbella, con más de cuatro mil hombres; y por discordia que hubo entre él y don Gómez Hurtado de Mendoza, a cuyo cargo venía la gente de Marbella, no acometieron aquel día a los alzados, dejándolo para el martes siguiente. Los moros no osaron aguardar, y desamparando bien de mañana el fuerte, huyeron todos, hombres y mujeres, dejando puesto fuego a las barracas y a los bastimentos que tenían dentro.
No gozaron desta caza los que la levantaron, porque fueron a dar en manos de otra gente que iba de Monda, Guaro, Tolox, Cazarabonela, Teba, Hardales, Campillo, Alora, Coin, Cartama y Alhaurín a juntarse con ellos, y encontrando las mujeres, niños y viejos, que iban derramados huyendo por aquellas sierras, los captivaron a todos, y solamente se les fueron los hombres sueltos y libres de embarazo.
     Luego que sucedió el levantamiento de Istán, la ciudad de Málaga, confiando poco en los moriscos de su hoya, ordenó que los cristianos de Coin se metiesen en Monda, los de Alora en Tolox, por ser lugares sospechosos, para que no los dejasen alzar, y que ocupasen dos casas fuertes que el marqués de Villena, cuyas son aquellas villas, tenía en ellas; avisó a don Cristóbal de Córdoba, alcaide de Cazarabonela, que fuese a meterse en su fortaleza, por ser aquel paso importante y estar maltratada, y la ciudad la hizo reparar luego, y le dio ciento y cincuenta soldados que tuviese en la villa; y como no fuesen allí menester, por estar aquellos moriscos pacíficos, los enviaron después a Yunquera, donde hicieron una desorden muy grande, que saquearon la villa, y captivaron todas las mujeres moriscas; y trayéndolas la vuelta de Alozaina, en las cuestas que dicen de Jorol, encontró con ellos Gabriel Alcalde de Gozón, vecino de Cazarabonela, que andaba asegurando la tierra con cincuenta arcabuceros por mandado de Arévalo de Zuazo, y se las quitó y prendió algunos soldados, que fueron castigados. A la torre de Guaro, que está junto a Monda, fue Gaspar Bernal con cien hombres; y haciendo reparar la fortaleza de Almoxía, mandó que se metiesen dentro los cristianos vecinos del lugar, avisó a los alcaides de las fortalezas de Alora, Alozaina y Cartama, que estuviesen apercebidos, y que los vecinos de aquellas villas las velasen y rondasen por su rueda. El marqués de Comares envió una compañía de infantería y veinte y cinco caballos a la fortaleza de Comares, con que la aseguró, porque aquella villa estaba toda poblada de moriscos; y habiendo puesto los ojos en ella los alzados, tenían hecho trato con ellos para ocuparla, según lo que después se supo. Con estas prevenciones se aseguró aquella tierra, y los de Istán, dejando captivas las mujeres y los hijos, y juntándose con otros que venían huyendo de tierra de Ronda y de la hoya de Málaga, quedaron hechos montaraces por aquellas sierras. Volvamos a lo que en este tiempo se hacía a la parte de levante.